viernes, 5 de febrero de 2010

Terry Richardson, chantun!







El Don de la caradura o la maestría de ser un genio sin tener conocimientos. Terry Richardson es el fotógrafo estadounidense más odiado del mundo por los profesionales del mundillo de la fotografía. Sin embargo, sus excéntricas imágenes siempre consiguen dar la vuelta al mundo
Provocador, excéntrico, canalla. Llamar la atención, es sin duda la línea que logra cruzar el éxito para convertirte en "alguien", ya seas muy bueno o muy malo.TERRY RICHARSON ha logrado precisamente eso. Odiado por los profesionales, pero amado por los consumidores de sus retratos, en definitiva, en boca de todos.
Confiesa que prácticamente no sabe utilizar el todopoderoso Photoshop. Sus imágenes son fotografías sucias, rápidas, de tiro hecho, pero muy reales
Terry ha conseguido crear retratos nada artificiales pasando desde celebrities medio en bolas, hasta anónimos con cuerpos alejados de los cánones.
Y lo que es más llamativo, presume de haberse acostado con medio mundo. Terry también es conocido por sus salvajes fiestas en las que acaba rodeado de bellezas y fotografiándolas en pleno acto.
En cualquier caso, sus imágenes dan la vuelta al mundo. ha fitmado numerosos libros y publicado sustrabajos en diferentes medios de comunicación. Y a pesar de que sus colecciones están hechas en cualquier sitio, trabaja con marcas como Gucci, Boss o Dolce & Gabbana.
Su última proeza, hacerse con las chicas del próximo calendario pirelli 2010.
Terry ya prepara las fotografías de las chicas más sexys del mundo enseñando todo su potencial, posiblemente previa comprobación de todo su arte en la cama.

La ubre de la vaca
Terry comenzó a sacarle lustre a sus locuras a mediados de los 90 cuando fotografió moda para editoriales usando luces crudas. Su sello era la antítesis de las super producciones fotográficas de tipos como Nick Knight o Stephen Meisel. Era como oponer la canción punky al engolado rock sinfónico como efectivamente ocurrió a fines de los 70.
Justamente esa réplica punk llevada a la fotografía fue lo que encumbró a Richardson. Destacó por lo que hizo con marcas como Gucci, Levi’s, Hugo Boss, Tom Ford y otros que lo han buscado por esas vísceras punkies.
Cuando niño tuvo muchos problemas de adaptación social; tímido a rabiar durante su niñez en California, quedó marcado cuando su padre, Bob Richardson, un fotógrafo de modas que tuvo un esplendor intenso y breve arruinado luego por la esquizofrenia, abandonó a la familia para irse con una actriz de 17 años llamada Anjelica Houston. Su madre se vengó de él levantando polvareda con Jimmy Hendrix y Keith Richards.
Bob murió en 2005. Pocos años antes, cuando debido a la enfermedad vivía en la calle y del amparo del Estado, se rejuntó con Terry, trabajaron en algunos proyectos incluso, y se produjo una suerte de reconciliación.
Y el padre, apóstol del sexo, las drogas & el rock and roll, le trasvasijó fielmente la fe a Terry, que hizo de esos mandamientos una postura fotográfica, aunque con los años cada vez más decantada en sexo.
Al diario “The Guardian le comentó el año 2004: “A mí personalmente no me gusta el porno. Las cosas de carácter porno me irritan porque hay demasiada tristeza y dolor en ese mundo; tan poca alegría y placer. Yo no consumo pornografía, ni siquiera voy a los topless como la mayoría de mis amigos. No me gusta explotar a nadie y todos se divierten cuando los fotografío”.
Una de sus fotos más famosas fue la que le tomó a la modelo Josie Moran para la marca Sisley el año 2001. Josie salía con la boca salivando leche y delante de ella estaba la ubre de la vaca. U otra, para la marca Katharine Hamnett, donde una modelo viste una faldita tan corta que se le ve el bello púbico.
Quienes lo han entrevistado creen que sus sesiones fotográficas son en realidad un montaje de su neurosis sexual y a la vez una proyección de sus fantasías adolescentes.
Es reiterativo que los periodistas le consulten si sus fotos son pornográficas. Durante el trabajo para Pirelli no fue la excepción. Dijo: “El desnudo sí escandaliza, ¿y la guerra no?”
Pero esta otra cita, a propósito de una exhibición en una galería artística, es más desconcertante: “Quiero decir que no creo que yo sea un adicto al sexo, pero sí tengo asuntos, toneladas de asuntos. Como que el significado de esta exposición podría ser la crisis del meridiano de mi vida. O quizás como dejé hace años de beber y drogarme, debo llegar alto en el sexo y ser exhibicionista. O quizás pase porque de niño fui tímido, en cambio ahora soy un tipo poderoso que domina a todas estas chicas”.
fuentes:

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